Descubre nuestro románico más auténtico en una naturaleza impresionante. Villas medievales, fortalezas inexpugnables, ermitas encantadoramente perdidas y pueblos que atesoran una arquitectura y una cultura que se pierde en la noche de los tiempos: he aquí el Sobrarbe, he aquí el país románico, en el corazón de los Pirineos.
En un verdadero nido de águilas se alza el magnífico recinto amurallado de Muro de Roda, desde donde se contempla un paisaje espectacular de valles, ríos, pueblos y montañas sin parangón. En su interior una verdadera joya románica, iglesia de Santa María con triple ábside semicircular, cada uno con su propia cripta; y en el exterior, para no perdérselo, otra verdadera sorpresa románica, la iglesia de San Bartolomé, de fuerte sabor arcaizante.
Otro núcleo románico verdaderamente aéreo. El cortado sobre el que se asienta, impresiona. Con una bellísima iglesia románica de tres naves que da acceso a los restos de la fortaleza, dominio total del paisaje.
En Abizanda, magnífico pueblo que conserva casas tradicionales de una hechura espectacular, se alza la que sin duda es la atalaya románica más llamativa y mejor conservada de todo Sobrarbe. Impresiona su altura y su factura; sobre base de construcción califal se levantó la torre lombarda que contemplamos, en el siglo XI, con cadahalso en su parte superior. Sin palabras.